8/13/2009

PERFIL DEL ACOSASDOR Y LA VÍCTIMA: LA VICTIMA (IV)

Compilado: Patxi Calvo. Criminólogo y Trabajador psiquiátrico
en Osakidetza.






No se puede afirmar que exista un perfil psicológico que predisponga a ser víctima de acoso u hostigamiento en su lugar de trabajo. Esto quiere decir que cualquier persona en cualquier momento puede ser víctima. Únicamente debe ser percibida como una amenaza por un agresor en potencia y encontrarse en un entorno favorable para la aparición del fenómeno.


Las víctimas del mobbing no tienen porque ser siempre personas débiles o enfermas desde un punto vista psicológico, no personas con rasgos diferenciales marcados o que presenten dificultades a la hora de relacionarse socialmente. Al contrario en muchos casos nos encontramos que las víctimas se autoseñalan involuntaria e inconscientemente como dianas o blancos antes los ojos del agresor, precisamente por enfrentarse directamente al acoso.


Esta percepción del acosador con respecto a su víctima es lo que hace que nazca una necesidad de mentir, desacreditar y enfrentarla al resto del grupo. Para ello ello el acosador no se encuentra solo, sino que encuentra en los demás -aunque sea en su pasividad-, la fuerza suficiente para destrozar psicológicamente a su víctima.


Nada tiene que ver la imagen que pretende proyectar el acosador de su víctima con la realidad. Mientras que esa imagen pretende reflejar una persona poco inteligente y holgazana, los acosados a menudo suelen ser inteligentes y trabajadores.


Las víctimas son personas que ante los ojos de su verdugo se aparecen como envidiables, debido a sus caraterísticas positivas -a menudo se trata de personas carismáticas que tienen grandes habilidades para las relaciones sociales-, sobre todo si son inconformistas y gracias a su inteligencia y preparación cuestionan sistemáticamente los métodos y fórmulas de organización del trabajo que les vienen impuestos.


Otra de sus características es su predisposición al trabajo en equipo, ya que no dudan un instante en colaborar con sus compañeros, facilitándoles cuantos instrumentos y medios estén a su alcance en pro de la consecución de los objetivos colectivos.


En algunos supuestos los agresores llegan a envidiar incluso las condiciones favorables de carácter extralaboral de sus víctimas como puede er las relativas a una vida social y familiar satisfactorias.





continuará...

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