Autor: Patxi Calvo. Paciente
Hoy, hace unas pocas horas, tenía consulta concertada con "mi" médico de familia, revisión, consulta y todo eso.
Cuando he llegado a la sala de espera, me he encontardo ¡oh sorpresa!, con mi ex esposa, que también estaba allá para consulta -tenemos el mismo médico-, cuando he llegado estaba enfrascada haciendo un crucigrama de sus habituales libros de crucigramas, ha levantado la mirada, me ha visto y ni me ha saludado. Hasta ahí bien.
Dado que en la consulta iban con retraso, dirgiéndome a mi ex esposa, que estaba sentada a dos sillas al lado de mi, si nadie en medio, le he preguntado: ¡Perdone señora, para que hora tiene usted la cita con el médico!.
Me ha mirado con cara de alucinada, y para mi que ha pensado, que malito debe de estar que no me ha reconocido, pero me ha contestado de forma muy educada : A las 10 y media. Le he dado las gracias y he seguido leyendo la prensa, mientras ella, después de un minuto anodada, ha continuado cn su crucigrama.
Ha entrado en la consulta antes que yo, y cuando ha salido no se ha despedido de nadie de la consulta de espera -cosa naga habitual en estas tierras-.
Mas tarde, me he preguntado eso de ¡Cómo puedes ser tan cabrón!, si teneis dos hijos en común.
Pues no lo sé, pero si tengo que ser sincero, me ha hecho mucha gracia el tema.
Cuando he llegado a la sala de espera, me he encontardo ¡oh sorpresa!, con mi ex esposa, que también estaba allá para consulta -tenemos el mismo médico-, cuando he llegado estaba enfrascada haciendo un crucigrama de sus habituales libros de crucigramas, ha levantado la mirada, me ha visto y ni me ha saludado. Hasta ahí bien.
Dado que en la consulta iban con retraso, dirgiéndome a mi ex esposa, que estaba sentada a dos sillas al lado de mi, si nadie en medio, le he preguntado: ¡Perdone señora, para que hora tiene usted la cita con el médico!.
Me ha mirado con cara de alucinada, y para mi que ha pensado, que malito debe de estar que no me ha reconocido, pero me ha contestado de forma muy educada : A las 10 y media. Le he dado las gracias y he seguido leyendo la prensa, mientras ella, después de un minuto anodada, ha continuado cn su crucigrama.
Ha entrado en la consulta antes que yo, y cuando ha salido no se ha despedido de nadie de la consulta de espera -cosa naga habitual en estas tierras-.
Mas tarde, me he preguntado eso de ¡Cómo puedes ser tan cabrón!, si teneis dos hijos en común.
Pues no lo sé, pero si tengo que ser sincero, me ha hecho mucha gracia el tema.
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