12/31/2009

A PARTIR DEL DÍA 1 DE ENERO, YA PODEMOS SER MALOS: SE ACABÓ LA TREGUA NAVIDEÑA


Autor: Patxi Calvo. Ciudadano


En primer lugar, desearos a todas y todos un feliz año 2010. Y he dicho bien, a todos y a todas, sin exclusión, que no soy vengativo -sólo rencoroso- y como el que me la hace me la paga, aunque pasen 100 años, por los menos esos cien años que los vivan felices.

Este ha sido un año raro para mi, a efectos laborales me refiero, ha habido cambio de Gobierno, pero yo ni me he enterado -en las formas-, porque cada día está más claro, los gobiernos cambian, pero el aparato permanece, el funcionariado es cada día más conservador.

Los jefes son los mismos, y me refiero a las mismas actitudes aunque cambien a las personas, por alguna extraña razón, el nuevo siempre hace bueno al anterior.

Ser honrado en la Administración, es anatema. Entiéndase bien, no quiero decir que los funcionarios -muchos- no sean honrados, que si, pero siempre son los canallas y los que son capaces de pisar a los compañeros a los que se les reconoce su valía mientras el resto va acumulando quina y mala hostia.

Luego, siguiendo costumbres ancestrales en fechas navideñas dan un lunch de hermandad para el funcionariado, al que cada vez asiste menos gente -la honrada de verdad- y donde se ve la separación real de las castas:

En un lugar apartado, los jefes, en otro lugar, pero no muy lejos aunque sin mezclarse los subjefes, jefecillos y pelotas -los trepas-, y luego en el montón pasándolo bien, como hordas vandálicas el resto del personal, comiendo, bebiendo, poniendo a parir a jefes y subjefes, tirándoles panecillos a escondidas, y en definitiva desahogándose para poder pasar otro año aguantando cabronadas.

Y cuando el vuelo de panecillos alcanza su punto álgido, los jefes, con una sonrisa en la cara desean a todo el mundo un feliz años y se van... apuntando los nombres de los que ellos consideran subversivos.

A continuación los subjefes, jefecillos y pelotas, se van sin decir nada, como a escondidas -pero sin el como-, en medio de un abucheo general y también apuntando nombres por si acaso en el futuro...

Y luego se monta la marimorena, la chusma funcionarial pierde las formas, comen y beben hasta que la mesa está vacía, pero no se van pues aún queda un rato de cháchara, en el que se dedican a poner a parir a moros y cristianos, en plan democrático, sin discriminación alguna. Ahí no se salva ni dios.

Y a partir de entonces, comienza la tregua, todo el mundo es bueno, y eso suele durar hasta año nuevo, por lo que, a partir del día 1 de enero, ya se da por hecho que podemos volver a ser nosotros mismos, o sea unos funcionarios que acumulan rencor hasta el próximo lucnh, en el que volveremos a tirar panecillos a escondidas a los jefes.

Feliz año 2010.

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