7/29/2009

LA CULTURA ES UN ARMA CARGADA DE SANCIONES


Hay personas que odian los libros hasta límites insospechados, ya no es cosa sólo del manco fundador de la Legión Española, Millán Astray, con su "muera la cultura". N0. Las cosas van más allá de cualquier alarde de imaginación, y para muestra un botón.

Un compañero de Osakidetza que trabaja en unos de los muchos hospitales de Osakidetza, nos ha contado esta historia, que afirma que es verdadera y que la ha sufrido en sus carnes y en su nómina, como lo demuestra el mes y veinte día de suspensión de funciones que le cayó tras expedientarlo disciplinariamente.

¡Regaló un libro!, también verdad que se lo regaló al Jefe de Personal, a cuyo lado Millán Astray es un "demócrata" de toda la vida, y cuyo mayor logro profesional, fué el conseguir que todo el personal que estaba a su cargo lo odiase -y temiese-.

Pero como en los libros de Astérix -de obligada lectura-, en ese hospital había un grupo de "irreductibles" que no se arredraban en absoluto ante las andanzas de tan siniestro personaje. Media docena escasa, tampoco más.

Para no perder el tiempo con prólogos sobre la vergonzosa trayectoria "profesional" de tan querido Jefe, pasamos a la historia concreta.

El día de su cumpleaños -el del Jefe-, uno de esos irreductibles, autor de esta historia, y con treinta y dos años de antigüedad a su espalda, en plan "pedagógico" le regalo al Jefe un libro, más concretamente un cómic, con la sana intención de que se viese reflejado en él, y cambiase de actitud, el título del libro: "Cómo convertirse en un hijo de puta" de Mauro Entrialgo y otros.

Ninguna intención genética, ni de entramado familiar, ni intención de insultar, nada de eso, si acaso intención "conductual".

Y justo en ese momento le tuvo que dar un ataque de dignidad -palabra que tiene que mirar en Google para saber que quiere decir- y se sintió aludido, ¿identificado?... y sin ningún sentido pedagógico, ni del humor, denunció al compañero ante otros jefes de Osakidetza, que mandan más que él, por injurias y no se cuantas cosas más.

En un tiempo record, entre la presestación de la denuncia y la iniciación del expediente no pasó ni una semana, se nombró un instructor -otro jefecillo-, abogado él, y tras la construcción de un sumario, que consta en los anales de la vergüenza jurídica, el compañero fué sancionado.

Resumiendo:

* Que al compañero lo sancionaron con un mes y 2o días de suspensión de funciones, si en vez de regalarle un libro, le hubiese dado una patada en la boca, el hecho no habría tenido repercusiones, cosa que tendrá en cuenta para futuras ocasiones.

* Qué el abogado que instruyó el lamentable expediente, es hoy el actual Jefe de Personal del hospital, y en su corta carrera como Jefe, ya lo han denunciado en un par de ocasiones en el Juzgado, a él, no ha Osakidetza, por querer emular a su predecesor y mentor.

* Que al compañero no lo llevaron al paredón para "fusilarlo al amanecer", porque ya no se lleva, aún.

* Que al pobre "injuriado", harta ya Osakidetza -en abstracto- lo cesaron de su cargo mediante la usual "patada hacia arriba", nombrándole para otro cargo menos llamativo, ya que Osakidetza -en abstracto- ya se hartó de salir en los medios de comunicación por las actuaciones de este jefe -en concreto-.

Y lo peor:

Al compañero no le devolvieron el libro, pero como es de Bilbao, se ha comprado otro. ¡Será por dinero!

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